"Por suerte" es el nuevo espectáculo del marplatense, en el que reflota a los personajes más queridos por su público. Dice que percibe una tristeza en el pueblo y frente a ese panorama, da batalla: "Le doy a la gente lo que la gente realmente espera de mí, que es diversión pura".
“Es un gran show, vengo de hacer una gira tremenda por la costa, y estoy feliz, le doy a la gente lo que la gente realmente espera de mí, que es diversión pura”. Favio Posca estrenó este verano el espectáculo “Por suerte”, en el que regresa a los personajes más queridos por su público y los saca de esa enorme galería de tipos raros, cómicos, queribles e irreverentes que creó. Eso sí, les aporta textos y canciones nuevas. Hoy y mañana a las 23 realizará las últimas funciones del verano en Mar del Plata, desde el escenario de Teatriz (Diagonal Pueyrredon y Bolívar).
– ¿”Por suerte” es una suerte de grandes éxitos?
– No. Hay canciones nuevas, hay textos nuevos. Por ejemplo en “Lagarto blanco”, que fue el espectáculo que hice en el Paseo La Plaza (en Buenos Aires) prácticamente no había personajes que la gente conocía. No estaba Pitito. En este espectáculo sí. Son los personajes que la gente quiere pero eso no implica que haga una remake, nunca me gustaron los grandes éxitos, ni las remakes. A los grandes éxitos los voy a dejar para cuando tenga setenta y ya diga ‘Tengo ganas de hacer un espectáculo que hice a los veinte’. Ahí vamos a hacer una remake, o de última que la haga otro. Tal vez mi hija, que es una gran actriz.
– ¿Está Angelito en “Por suerte”?
– Está. Canta tres canciones, porque ahora Angelito está haciendo folklore, su grupo se llama “Chamamememe”, un power trío que cuenta unas grandes historias de lo que es el folklore para él y unas canciones a capella que detonaron en algo que es lo que voy a hacer en Buenos Aires. Es muy bueno ese camino, Angelito haciendo folklore y divirtiéndose. Es muy arriba este show.
– ¿Cómo te das cuenta de qué es lo que la gente quiere de vos?
– Me lo dicen por las redes, porque las redes son una gran ventana al minuto a minuto. Cuando pongo algún video de algún personaje que a la gente le gusta, cuando pongo algo de Angelito que no lo hice por un año y medio, o dos, la gente explota. Tiene muchas vistas. Y se nota. Siempre fui medio rebeldón, siempre hice lo que quise y ahora estoy escuchando un poquito más, estoy viendo que la gente está un poco abatida, he visto al pueblo en general y te lo puedo decir porque desde Santa Teresita a Miramar estuve sin parar todo el verano, no lo digo por boca de jarro. Tuve un contacto real, persona a persona y abrazo a abrazo. Antes eran autógrafos y ahora es la foto, pero estuve muy al día a día, los veo bastante tristes, preocupados, no es nada nuevo lo que estoy diciendo. Y también noté que me esperan mucho más que antes en la puerta después del show. No soy un tipo que está acostumbrado, porque la gente joven tiene otra forma de ser y nunca me esperaron demasiado en la puerta y ahora notaba que había una necesidad de seguir. Por lo menos una foto más, un abrazo más y seguir divirtiéndose. Esa necesidad de la gente de reírse y de divertirse me llevó a hacer este show.
– ¿Te gusta que te esperen, respondés, saludás?
– Siempre buena onda, porque soy un tipo que valora, siempre lo valoré, pero ahora más que nunca valoro al tipo que va y paga una entrada. Hoy las prioridades han cambiado tanto: lo que se resigna es ir al teatro y que el tipo tome la decisión de pagar una entrada para mí es súper valioso, más teniendo en cuenta cómo ha cambiado el lenguaje y la comunicación. Hoy hay miles de pibes que están haciendo stand up. La demanda ha bajado porque la oferta es tan grande y es tan barata la entrada también. Ese tipo de espectáculos casi no tiene producción y yo soy un tipo que siempre ha tenido muy buenas producciones. En esa elección es donde valoro más al público, por eso es que sería incapaz de no parar o de no tirar buena onda, no es una cuestión de demagogia. Es real. Están haciendo un esfuerzo para venir a verme, y tengo que dar todo, con mil o con doscientas personas.
– ¿De qué manera seguís construyéndote como un personaje para la juventud? Vas a tener 80 y vas a ser joven…
– La verdad que tiene que ver con mi espíritu, con mi energía que traigo de fábrica. Me parece que estoy más en estado ahora a los 50 que a los 20. Eso tiene que ver con una disciplina y con un entrenamiento que siempre tuve y también con algo energético propio. Yo hago (la disciplina) funcional y entreno con jugadores de fútbol y de rugby, porque da un funcionamiento de aire importante. Muchos me dicen que no pueden creer el estado físico que tengo.
– ¿Cómo cuidás el estado mental, meditás?
– Nunca tuve paciencia para la meditación. Prefiero escuchar un vinilo y mirar la palmera. Llego hasta el yoga ashtanga, que es una especie de yoga en movimiento, es el yoga que se le daba a los niños y a los guerreros en siglos pasados. Mis shows son totalmente adrenalínicos, muy corporales pero en mi casa soy tranquilo, sinceramente paso dos o tres horas escuchando música muy en paz. Mientras tenga la cabeza tranquila… el problema es cuando uno está revolucionado internamente y no logra la paz interior que tiene que ver con no conocerse. En estos años hice un proceso con un terapeuta que me ayudó al conocimiento propio, para empezar a saber quién soy más allá de lo aparente. Entender el para qué de las cosas, no el por qué sino el para qué, dejar de lado lo que te exige la sociedad como artista, eso de donde estoy ubicado y la paranoia y la competitividad mal sana. Cuando te das cuenta de que esas cosas no tienen nada de valor, sino que vos como persona valés y el amor que podés dar, cómo te relacionás con los seres que te quieren, cómo te relacionás con los seres que no conocés pero con los que podés abrir caminos… ése es el camino que estuve haciendo, que te lleva a hacer mejor las cosas arriba del escenario.